lunes, 29 de diciembre de 2008

2008



Press play and sing with me:
A lot of guts, a little vision to wave
Your worries, and cares goodbye

Fue un año repletito de mierda. Hubo para todos y para todas. De todos los sabores y colores. La hubo hasta dulce.

Mientras pensabas que no podía ir a peor, algún hijo de la gran puta demiurgo de los cojones te la estaba preparando a conciencia. Lacerante. Ha sido un año lleno de emociones, de revelaciones, de llorar por una nueva angustiosa perdida de inocencia, de menospreciarte por seguir aplacado en el laboratorio esperando la nueva aguja, el nuevo suero, pequeño y docil ratoncito blanco.

Un año de rabia, un año de esperanza. Es negro y punto. Un año de conmiseración por todos los oprimidos, de ajena verguenza por los opresores, de crisis financiera, de flagrante revelación de la realidad económica que atenaza a todo ser humano con un mínimo de escrúpulo.

Un año de lastima por ti, por mi. Por lo que pudo ser, por lo que debería ser, por lo que nadie me dijo que pasaría, por saber lo que tenía que pasar y no evitarlo. Un año de compadecerme en el espejo reflejado hasta el infinito en otro, roto. Cada copia igual a la anterior, todas sonrientes al menos.

De descubrimientos, de nuevos horizontes, de nuevos amigos, de viejos que vuelven, de algunos que pierdes. De recordar cosas y de intentar olvidar otras, un año para hacerlo y aun no he conseguido desprenderme de lo que más desprecio de mi mismo, mi natural estúpida y vulgar tendencia a regodearme en la dolencia, a evitar el consuelo. De anhelar su indolencia. De ambicionar la extirpación del sistema nervioso, cambiarlo por otro linfático... doble inmunidad, doble alergia.

De grandes lecturas, de grandes viajes, de pequeñas frustraciones y de maravilloso limpio, acrobático y sucio devenir. De besar con odio, herir con amor y viceversa, besar hiriendo, odiar amando.

De aprender, de ser más viejo, más sabio e igual de humano y torpe.
Feliz 2009.

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