
Posiblemente sea el trabajo que más me ha emocionado de todos cuantos he visto. Dicho así en frío puede parecer un tanto exhaltado, pero algunos de vosotros, podréis comprenderme después de ver la galería a la que os invito.
Jack Radcliffe es un fotógrafo estadounidense que tuvo una hija en 1975 a la que llamo Alison. Como todos los padres, y con más razón en su caso, comenzó a hacerle fotografías. Con el paso del tiempo Jack comenzó a desarrollar un apasionado interés por las relaciones humanas y, supongo, un día se dio cuenta de que podía contar una historia solamente con unas cuantas de las instantaneas de su hija.
El periodo narrado abarca los 32 primeros años de la vida de Alison y en ellas, como si de una película se tratara, se cuenta esa vida. Como creció, como se hizo mujer, como se casó. En algunas se la ve triste (quizá en demasiadas), en otras divertida, enamorada... En las primeras se puede apreciar su inocencia intacta, a medida que avanzas el scroll esa inocencia va desaparenciendo para dejar paso a una expresión más cansada, más sabia...
Mira, no sé, está claro que El blanco y negro ayuda pero no tengo palabras y sí una pelota de golf en la garganta. Echadle un vistazo y si este cuento no os emociona, es posiblemente porque hace tiempo que estéis muertos.
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Con esta ya son 100 entradas. Aprovecho el momento para mandaros un saludo a todos los que me seguís, a los que lleváis desde la primera entrada, a los que lo hacéis con asiduidad (seguirme) y a los que estáis por venir. Uno dijo que escribimos para no estar solos. No puedo estar más de acuerdo.
Un abrazo