lunes, 30 de junio de 2008

Too Young to Die

Mucho antes de que el talento de Jay Kay le abandonara y se fugara con su colección de gorros a vivir de las rentas, este chico tenía un grupo que se llamaba Jamiroquai, compuesto por cuatro musicazos y que con la ayuda de unos colaboradores de lujo publicaron tres discazos a lo largo de los noventa.

Más tarde, el ego que aquellos gorros habían ayudado a contener, llevo a este chico a superar la etiqueta de sucesor de Stevie Wonder, defenestrar al resto de su banda, apoderarse del nombre del grupo, hacer un peligroso viraje hacia el disco y el dance hall y terminar publicando mierda. Eso si, con unas campañas de promoción brutales que le proporcionaron a él y a la discográfica, los réditos comerciales que no habían proporcionado los primeros discos. La historia de siempre vaya.

Bueno, pues para reconciliarme con el medio ambiente y a modo de saludo al maravilloso verano que se erige en estos días de sol, lujuria y calor, os propongo un alegato ecologista en clave de funk y buen rollo. A disfrutar.

No hay comentarios: