viernes, 14 de septiembre de 2018

Ironías de la vida...



... tenía que acabar en China.

No sé si os pasa a todos, pero desde hace unos años miro hacia atrás y veo mi vida jalonada de sucesos no carentes de cierto, como decirlo, sarcasmo. O sea quiero decir ¿Cual era la probabilidad de que Paloma acabara en China? ¿Esta todo orquestado por un demiurgo guasón, que un día decidió que ese bilbaino al que apodaron Chino sus compañeros de escuela, epíteto que le acompañaría hasta que abandonó la ciudad cuando se mudó a Barcelona, acabará casándose con una mujer que se mudaría a China al menos por un año?

El día que esto se acabe -no me refiero al episodio oriental sino a algo más definitivo-, cuando mire hacia arriba y me diga a mi mismo, «Esto ha sido todo», caso de existir, en ese momento confrontaré a mi creador. Pues bien, ese día me va a oir, palabra.


Y es que, parecido a como me pasó en Japón, la gente me habla. Da igual que use la expresión para explicar que no sé hablar su idioma, me siguen hablando. Y no poco. Me cuentan un montón de cosas y luego se quedan extrañados ante mi silencio o mis encogimientos de hombros. Pensarán: debe ser sordomudo, pobre.

Pero bueno, más allá de mis tribulaciones comunicativas y de mi cómica pero siempre emocionante vida (un día de estos os explicaré como mi primera relación con la cultura china fue a través de un gimnasio de kung-fu al que asistí durante 6 años en mi adolescencia y que estaba dirigido por un tipo de Recaldeberri que resultó ser un psicokiller, ¿Cómo lo ves?), hoy quería empezar a hablaros de Chongqing y de como nos está yendo por aquí, una vez se ha cumplido una semana de nuestra salida de Barcelona.

Iba a empezar por un poquito de historia y algún dato demográfico, pero supongo que podéis echarle un vistazo a la wikipedia para leer la extensa entrada acerca de la ciudad, y así yo puedo ir contandoos nuestra experiencia personal. Cosa que haré cuando volvamos de nuestra excursión de hoy a Jiefangbei, uno de los centros neurálgicos de la ciudad y que promete ser toda una experiencia. A ver que me cuentan...


No hay comentarios: